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La buena alimentación, la nutrición real, tan desconocida en nuestro país, es una suerte de misterio indescifrable. Las dietas rápidas, los “tratamientos” basura, los jugos quema grasa, los batidos mágicos, las pastillas… todos los conocemos. Las personas nos extraviamos en el laberinto, pero nunca tomamos la ruta principal… la ruta de una comida casera hecha con amor y con dedicación. Cocinar de forma saludable no es difícil. No toma mucho tiempo ni muchos conocimientos, ni presupuesto. Implica hacer lo que requiere toda tarea que no conocemos: un poquito de tiempo y dedicación.

Este libro está dedicado a todas aquellas personas que en algún momento me dijeron “yo quemo hasta el agua”. A mis pequeños saltamontes que piensan que comer sano se traduce en una pechuga seca y acartonada y una lechuga sosa e insípida. A mis seguidores en redes sociales, que no saben cómo comer sano, y a las mamás que todos los días me escriben pidiendo ideas de recetas para que sus hijos se coman esas verduritas. A ti, que aborreces el día que te pusiste “a dieta” (no hay palabra más fea en este mundo), y  para quien esa coliflor hervida mirándote desde el plato y  riéndose de que tienes que comértela al borde de las arcadas es una tortura mortal. A ti, que piensas que comer sano es un sacrificio, y a ti, que quieres de todo corazón adoptar un estilo de vida más saludable, sin todo el sufrimiento que los charlatanes claman necesario para conseguirlo.

Este libro es el comienzo de la revolución en mi país, es el primer tiro que declara la guerra a “la pechuga y la lechuga”, al alimento hervido, insípido, triste y opaco. ¡Que empiece la revolución del arcoíris!  Empecemos a comer todos los colores y sentir todos los sabores, es hora de volver a las raíces, de volver (o entrar por primera vez) a la cocina y disfrutarlo. Es el fin del sufrimiento y el sacrificio. Es el comienzo de una nueva vida, un plato a la vez, un descubrimiento cada día.  Felizmente en nuestro país, los alimentos son nobles y muchos de ellos siguen en estado natural, en un país donde tenemos tanta riqueza, tanta naturaleza, tanta maravilla nutricional, esta revolución no es una opción. ¡Es una obligación!

Espero que disfrutes este libro tanto como yo disfruté escribirlo para ti.Este libro está dedicado a todas aquellas personas que en algún momento me dijeron “yo quemo hasta el agua”. A mis pequeños saltamontes que piensan que comer sano se traduce en una pechuga seca y acartonada y una lechuga sosa e insípida. A mis seguidores en redes sociales, que no saben cómo comer sano, y a las mamás que todos los días me escriben pidiendo ideas de recetas para que sus hijos se coman esas verduritas. A ti, que aborreces el día que te pusiste “a dieta” (no hay palabra más fea en este mundo), y  para quien esa coliflor hervida mirándote desde el plato y  riéndose de que tienes que comértela al borde de las arcadas es una tortura mortal. A ti, que piensas que comer sano es un sacrificio, y a ti, que quieres de todo corazón adoptar un estilo de vida más saludable, sin todo el sufrimiento que los charlatanes claman necesario para conseguirlo.